La presión por empezar a formar una vida “sólida” económicamente puede venir desde la casa o simplemente por la comparación con otros amigos de su misma edad. El tema, es que no todos tienen las mismas posibilidades ni recorren el mismo camino.
Con el paso del tiempo, usted habrá notado que cada persona tiene su propia perspectiva de vida y, de acuerdo con eso, surgen comentarios, recomendaciones o consejos que le dan para que usted ponga en práctica. No obstante, cada camino es distinto para cada persona.
Quizás de adolescente le pasó alguna vez que mientras alguien lo impulsaba a llorar y desahogarse por tener el corazón roto, otra persona lo criticó y le dije que debía ser fuerte y que no valía la pena llorar por ello. O también pudo vivir situaciones en las que le dijeron que lo mejor para el guayabo o resaca era seguir tomando licor; mientras que su mamá siempre le daba un buen “caldito de pollo”. Efectivamente, todo depende de la perspectiva.
Es por esa misma razón que también debe tener bastante precaución cuando le den consejos sobre finanzas o sobre dinero. Especialmente porque cada persona tiene unas condiciones de vida y profesionales distintas, que le dan o le restan facilidades para ahorrar o para invertir; así como también influye bastante su edad.
Entonces, sucede que cuando usted empieza a lograr su independencia económica, entre los 20 y 30 años, empiezan a lloverle una cantidad de recomendaciones –quizás gran parte de ellas, incluso, sin pedirlas- sobre qué hacer y qué no hacer con su dinero. Y aunque muchos puedan ser convenientes en su caso, hay otros que definitivamente debe ignorar, ya que pueden tener consecuencias graves en su vida a futuro.
Le sugerimos leer “Los peores errores que puede cometer cuando tiene “veintialgo””.
Entre los más comunes, puede encontrar:
• “Si tienes ahorros a los 20, estás haciendo algo mal”
Entre las cosas que usted puede encontrar en internet, algún día puede llegar a toparse con este tipo de información que lo que busca es incentivarlo a vivir su vida a plenitud y relajarse de estar tan apegado a un presupuesto o a tener un “sobrecontrol” de sus finanzas. Y lo que buscan es llevar a que usted cometa errores y disfrute al máximo todo lo que pueda llegar a ganar sin pensar, prácticamente, dentro de 20 años.
Esto, por supuesto, se aleja de toda realidad. Si bien es bueno que disfrute, como todo, es necesario tener los límites adecuados pensando en las consecuencias. Forbes critica este tipo de recomendaciones señalando que si bien puede que su salario sea pequeño, no significa que no valga la pena pensar en ahorro o inversión, ya que eso es lo que le va a brindar la seguridad de que, al menos, estará cubriendo sus necesidades básicas al quedarse sin empleo o que podrá darse el lujo de tener unas vacaciones más cómodas.
Recuerde que así sean $10.000 mensuales lo que ahorre, algo, es mejor que nada. El hecho de tener 20 no justifica que use como excusa su juventud para ignorar lo que se viene en el futuro, especialmente, porque no siempre podrá contar con el apoyo de sus padres o familiares.
• “A esa edad, uno no se preocupa por cotizar a pensión”
Recuerde que entre más temprano inicie a cotizar, más fácil será “su vida de viejo”. Se trata de simples cálculos matemáticos. Recuerde que actualmente en Colombia hay unas condiciones determinadas para que usted pueda lograr esa pensión: por lo menos, en términos de edad, para las mujeres es de 57 mientras que para los hombres es de 62. Si usted empieza a cotizar desde los 20 años, tendrá facilidades de hacer aportes a medida que su sueldo crezca, los próximos 37 o 42 años. Pero si sólo empieza a hacerlo cuando tenga 30, ya habrá perdido un tiempo útil de hacer aportes, que lo que le significarán es tener que trabajar mucho más para alcanzar el ahorro mínimo o unas mejores condiciones de pensión.
No se trata de grandes cantidades, sino siempre de poder realizar aportes dependiendo de sus capacidades económicas.
Le recomendamos leer “Todo lo que una persona de “veintialgo” debe saber sobre el dinero”.
• “Mantente pagando siempre lo mismo de tu crédito estudiantil”
Quizá uno de los primeros “golpes con la realidad” que una persona se da, es cuando empieza a comprender cómo funcionan los créditos y el peso que implica tener uno de ellos, especialmente, aquellos que corresponden a los de educación. En el Huffington Post señalan que uno de los consejos más comunes en este tema es “no te preocupes en pagar pronto, tómate tu tiempo y hazlo a tu ritmo” pero lo cierto es que si usted es de los que siempre hacen los pagos mínimos de estos créditos, está siendo poco inteligente.
Claro, depende de las condiciones que usted tenga, pero si prefiere irse de vacaciones que hacer aportes adicionales a dicho crédito, no está actuando de la mejor forma posible. Recuerde que todos los créditos funcionan con tasas de interés, que es lo que hacen que un crédito de $5 millones usted termine pagando por uno de $8 millones, por ejemplo. Entonces, entre más aporte, más rápido sale, menos dinero terminará dándole al banco.
• “Lo primero es tener dónde meter la cabeza”
Puede convertirse en uno de los reclamos constantes de los padres de familia una vez usted les comunica su intención de independizarse. Pero lo cierto es que si usted no cuenta con los ahorros suficientes para pagar la cuota inicial de una vivienda, que suele estar en el 30% del costo total del inmueble, no es muy sabio endeudarse el doble (por la hipoteca y por la cuota inicial).
Fuente: www.finanzaspersonales.com
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